Los elementos de una cultura corporativa son palancas estratégicas que ayudan a dar forma a la identidad de marca de una organización y garantizan su crecimiento y sostenibilidad.
Bien estructurada, una cultura corporativa permite a la organización destacar entre la competencia.
Fomenta el sentimiento de pertenencia a una historia y unos valores sólidos entre los empleados.
En consecuencia, refuerza la cohesión del equipo y su compromiso con los objetivos comunes.
Descubre en este artículo los 5 elementos de una cultura corporativa sólida y eficaz.
Cultura de empresa: ¿qué es?
La competitividad y la supervivencia de una empresa pueden verse influidas por diversos factores esenciales, como la comunicación interna, la calidad de los productos y servicios, la satisfacción del cliente, la gestión de los RRHH, la cohesión del equipo y el compromiso de los empleados.
Además de éstos, hay un pilar clave que, si se desarrolla eficazmente, puede estimular a los demás, así como el crecimiento y la sostenibilidad de una empresa.
Se trata de la cultura corporativa.
Cultura de empresa – definición
También conocida como cultura organizativa, la cultura corporativa es el conjunto de elementos que dan a una empresa su personalidad única.
Es lo que la distingue de sus competidores y le permite desarrollar la marca empleador y un sentimiento de pertenencia.
Propia de cada empresa, una cultura corporativa sólida es una simbiosis de cinco componentes fundamentales que deben ordenarse y reforzarse progresivamente: historia, visión, valores, códigos y rituales.
Estos elementos de la cultura corporativa pretenden forjar una identidad que una a todos los empleados y socios en torno a los mismos valores y un objetivo compartido, una identidad que convierta a los empleados en embajadores.
Además, la dirección de RRHH desempeña un papel crucial en el establecimiento y mantenimiento de una cultura corporativa.
Este departamento supervisa las interacciones entre los empleados, ayuda a definir los valores de la empresa y se asegura de que se mantengan a diario.
La importancia de la cultura empresarial
La cultura corporativa es un elemento esencial para el éxito de una empresa.
Como ya se ha dicho, contribuye a crear una identidad única, a mejorar el rendimiento de la empresa y a aumentar el bienestar de los empleados.
Además de estas ventajas, tener una cultura empresarial fuerte es importante por muchas otras razones:
- Reforzar la reputación de la empresa;
- Atraer nuevos talentos;
- Mejorar la comunicación interna;
- Mejorar la calidad de las relaciones con los clientes;
- Mejorar el rendimiento de los empleados.
Cuando se desarrolla bien, esta identidad única permite a la empresa captar y retener a los empleados, reduciendo la rotación de personal y proyectando una imagen positiva.
Los 5 elementos de la cultura de empresa
Inspirada por los líderes, la cultura empresarial se basa en cinco elementos principales estrechamente relacionados entre sí.
Cada uno de estos componentes puede desempeñar un papel crucial en la definición de la cultura de una empresa.
Abarcan los valores, la historia, la visión, los códigos y los rituales de la empresa.
La interacción armoniosa de estos elementos conforma la identidad cultural única de una empresa.
1 – Valores
Los valores son el elemento más crucial de la cultura empresarial.
Son los principios fundamentales que rigen la vida de la empresa y sustentan la colaboración de los empleados.
En general, estos principios son morales (ayuda mutua, benevolencia, colaboración) y éticos (promoción de la igualdad de género, desarrollo sostenible).
Definidos de forma transparente, auténtica y en armonía con la visión de la empresa, los valores dan sentido a los objetivos de la empresa y guían el trabajo y el comportamiento del equipo.
Es imperativo que estén presentes a todos los niveles, que sean bien comprendidos y aceptados por todos.
La mejor forma de garantizarlo es establecer una carta de valores, accesible a todos, que guíe el comportamiento dentro de la empresa.
Los valores para desarrollar el espíritu de equipo guiarán a los empleados sobre la forma correcta de trabajar y colaborar entre sí.
2 – Historia
La historia es un elemento esencial de la cultura empresarial.
Puede basarse en un mito o en el proyecto de los fundadores, pero debe responder a las preguntas de cómo se fundó la empresa y quiénes son sus dirigentes.
Aunque la empresa sea de reciente creación, la historia es un elemento de la cultura corporativa que no debe descuidarse si el objetivo es establecer una cultura sólida en una organización.
En este elemento clave de la cultura corporativa, es importante incluir los éxitos, los fracasos, los acontecimientos que han dejado huella y las figuras que han hecho contribuciones significativas.
La historia de la empresa es su leyenda.
Por tanto, debe contar su creación, el lanzamiento de sus productos estrella y sus historias inspiradoras.
La empresa puede utilizar la narración para enriquecerla con casos o recuerdos emblemáticos.
Estos detalles únicos ayudan a crear una imagen relevante y a establecer una cultura corporativa original.
3 – Visión
La visión es otro elemento importante de la cultura empresarial.
Tan esencial como el componente anterior, corresponde al objetivo principal de la organización.
Por definición, la visión de una empresa es la razón de su existencia; es el ideal hacia el que lucha.
Puede sufrir una evolución constante, pero siempre debe permanecer alineada con su misión fundamental.
A corto, medio o largo plazo, permite a la empresa definir estrategias eficaces y orientar el trabajo en equipo para alcanzar sus objetivos.
Cuanto menos claro y preciso sea este elemento de la cultura empresarial, más difícil le resultará a la empresa alcanzar sus objetivos.
Por tanto, es importante definir sus objetivos de la forma más clara y precisa posible.
Para que la visión tenga sentido, es esencial que cada empleado comprenda su papel dentro de la empresa y colabore activamente con los demás para alcanzar el objetivo común.
Esta sinergia depende en parte de los servicios de RRHH, que deben aplicar las mejores prácticas de contratación para seleccionar a los mejores talentos y apoyar el proceso.
4 – Códigos
También conocidos como «normas de conducta», los códigos son otro elemento de la cultura empresarial.
Inspirados en los valores de la empresa, dictan los comportamientos que deben adoptarse en las relaciones interpersonales.
En otras palabras, son las normas que definen las reacciones esperadas en términos de conocimientos y habilidades interpersonales en el trabajo.
Se refieren a aspectos como el código de vestimenta, el lenguaje, el uso del espacio, las interacciones, etc.
Estos poderosos marcadores de pertenencia permiten a todos los miembros de la empresa adoptar un lenguaje común que les conecta con la tradición y la historia de la empresa.
5 – Rituales
Además de los componentes presentados anteriormente, los rituales también son un elemento clave de la cultura empresarial.
Este componente se refiere a todos los acontecimientos, prácticas o manifestaciones simbólicas que tienen un significado particular dentro de la empresa.
En general, los rituales pueden adoptar diversas formas, como:
- Actividades de creación de equipos;
- Galas;
- Rutinas de trabajo;
- Programas de formación continua;
- Reuniones o seminarios anuales;
- Ceremonias de inducción, etc.
Estos actos permiten practicar los valores de la empresa y establecer la comunicación entre sus miembros.
Refuerzan la identidad cultural, establecen tradiciones y crean un sentimiento de pertenencia.
El mejor consejo para crear una cultura empresarial fuerte
Como habrás observado, cada elemento de la cultura corporativa contribuye significativamente a crear una fuerte identidad organizativa.
Sin embargo, no te equivoques.
No basta con centrarse en uno o unos pocos elementos para crear una cultura corporativa fuerte y eficaz.
Al contrario, la mejor estrategia para conseguirlo es dominar cada elemento de la cultura corporativa sin excepción y desarrollarlos continuamente.
El desarrollo de cada elemento de la cultura corporativa es un proceso a largo plazo que requiere ajustes periódicos, pero que en última instancia proporciona beneficios significativos en términos de productividad y rentabilidad.